La catedral de la Armuña
LA ARMUÑA

    La Armuña ostenta un hermoso manto verde en la primavera y color oro en verano con las mieses en pie o recogidas después de segadas. Verás pueblos, sobre todo en la llanura armuñesa, cuyo aspecto no invita a visitarlos. Casas pardas con paredes morunas de tierra maceada. Calles reñidas con la línea recta, en el alzado vertical y con la planta horizontal en sus calzadas. A veces ni un árbol, ni un rosal, ni una planta verde alegra la monotonía urbana.

    Sin embargo, como viejos avaros que guardaban sus caudales en bolsas o bajo piedras, ocultándolos a las miradas, así ocurre con algunos de esos pueblos, que ocultan entre toscas piedras y tapias de barro, tesoros de riqueza artística insospechada, que si llegas a conocerlos darás por bien empleadas las horas que pasas en recorrer las tierras armuñesas.

PALENCIA DE NEGRILLA

    Cercanos a La Vellés podemos visitar dos pueblos, uno a cada lado de la carretera. Parecen dos atalayas custodiando los campos armuñeses, con sus torres gemelas. Son Palencia de Negrilla y Negrilla de Palencia.

    Entramos en Palencia de Negrilla y por una calle reñida con las horizontales y las rectas, llegamos a una iglesia que, por su aspecto exterior nos parece insignificante, pero al acercarnos observamos que su puerta, con arco de medio punto, está deliciosamente adornada con labores de estilo gótico florido y plateresco.

    Una vez en el interior no podemos creer lo que ven nuestros ojos. Una amplia nave en la que dos arcos rebajados sostienen un artesonado morisco, adornado el arco toral con dos preciosos capiteles a diferente altura uno de otro. Las ventanas y la armadura moris­ca de lazo tienen florones tallados, pero lo que atrae invenciblemente la atención es el retablo, mejor dicho, los retablos, pues son tres, el del altar mayor y dos laterales a los lados de las bases del arco toral.

    No están suficientemente iluminados, pero por las tardes en días claros, los rayos del sol penetran por una ventana que hay sobre el coro y esa luz solar produce en el del altar mayor haciéndolo brillar, un fantástico efecto de belleza difícilmente superable.

    Tiene este retablo 8,85 metros de ancho y lo mismo que los dos laterales, está formado por columnillas de madera profusamente ornamentadas y doradas, que encuadran tablas pintadas, posiblemente por los pinceles del gran artista de Paredes de Nava, Alonso Berruguete, de cuyo maestro tenemos una espléndida obra en la capilla del Colegio de Fonseca, en nuestra capital.

    28 tablas tiene el altar mayor y diez cada uno de los laterales representando todos ellos imágenes de santos y escenas litúrgicas y religiosas. El equilibrio y disposición en que están colocadas, junto con sus arcos y su artesonado, ofrecen a la vista un aspecto de inigualable belleza.

    Entre las columnillas pareadas se forman nichos en los que hay imágenes religiosas, algunas de apreciable valor, que parecen de la escuela de Berruguete, posiblemente de su propia ejecución o modeladas en sus talleres.

    La estructura, decorados y adornos se atribuyen al maestro Francisco de Colonia, contemporáneo de Rodrigo Gil de Hontañón, arquitecto salmantino de la Catedral Nueva, que fue quizás quien reformó la actual obra románica de la iglesia, pues los arcos que sostienen el artesonado y la puerta, son de su escuela.

    Francisco de Colonia, a quien traspasó la obra en 1542 la viuda de Martín Alonso, su iniciador, dejó admirables muestras de su arte en Burgos, Palencia y fachada de la Catedral Nueva de Salamanca y en esta preciosa obra de arte de la que nos estamos ocupando.

    Es una pena que se le hayan puesto añadidos en épocas posteriores, sobre todo un detonante Sagrario churrigueresco en el retablo central. Los laterales están cuajados de motivos «vegetales» barrocos e imágenes postizas de escaso interés.

    En la iglesia hay, además de los retablos, tallas de gran valor, sobre todo la del Cristo de la Piedad, crucifijo del siglo XIII, que aunque posterior al que se halla en la iglesia de Sancti-Spíritus, de Salamanca, parece de la misma escuela al tener muy marcada la anatomía ósea y anudado el sudario por delante.

    La Gaceta de Salamanca

RETABLO MAYOR CUERPO DEL RETABLO

Se trata de un magnífico retablo renacentista de mediados del siglo XVI.

La estructura del retablo es clara y sencilla, como suele corresponder a este periodo: El cuerpo del retablo se divide en cinco calles, más ancha la central, y cuatro entrecalles, separadas todas ellas por esbeltas columnas. En altura: Sotobanco, predela, cuatro pisos y ático.

El cuerpo del retablo muestra dieciséis pinturas sobre tabla que narran escenas evangélicas centradas en la infancia y pasión de Cristo y sobre el tema de la Invención de la Santa Cruz. El ático corona el retablo con el tradicional tema del Calvario, esta vez en esculturas de bulto lo mismo que los santos que decoran las entrecalles extremas. Este ático marca el eje de la calle central, decorada toda ella con obra escultórica, bajo él, la escena del descendimiento y bajo esta la Invención de la Santa Cruz, terna que Zoom Retablo Mayorcentra todo el retablo.
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Tanto las tablas como los relieves y las esculturas de bulto y la disposición general del retablo, me parecen muy cercanos al gusto de Berruguete.

EL TABERNACULO EL SOTOBANCO

    El tabernáculo, flanqueado por columnas salomónicas y adornado con follajes, rocallas y espejos y coronado por una imagen de la Inmaculada, es  muy posterior, fechable en la segunda mitad del siglo XVIII y de estilo rococó; a este estilo obedecen algunos añadidos más, tales como el guardapolvo y la crestería donde abundan rocallas y algunos temas florales que añadidos al fuste de las columnas alteran su equilibrio clásico.

El sotabanco, muestra bellos relieves policromados y estofados de Daniel, Judit, Santiago, sacrificio de Isaac, Jacob luchando con el ángel, San Miguel... que, muy cercanos al estilo de Berruguete, deben ser: de su escuela.

LA PREDELA

La predela alterna relieves con los cuatro doctores de la Iglesia y tablas.

Fuera de la Capilla Mayor y colocados en ángulo, se sitúan dos retablos colaterales dedicados a Santa catalina y a Nuestra Señora. Estos retablos muestran muchos parecidos con el Mayor, si bien son de finales del siglo XVI y sus pinturas de peor calidad y  llenas de incorrecciones, muestran ecos muy lejanos de Rafael. Estos retablos tienen también añadidos rococó de la misma mano y época que los del  retablo mayor.

En suma nos encontramos ante un retablo renacentista del siglo XVI, realizado con pinturas, relieves y tallas en bulto por un artista cercano a Berruguete y que ha sufrido alteraciones rococó en la segunda mitad del siglo XVIII. No obstante, quizá sus pinturas sean las más interesantes del siglo XVI salmantino.

J. Remiro

Documentación e Imágenes facilitadas por: José Antonio Villanueva del Pozo